Inteligencia Exitosa. Robert Sternberg (2)

Creado: 7/12/2012 | Modificado: 23/1/2013 3313 visitas | Ver todas Añadir comentario



Inteligencia Exitosa. Robert Sternberg (2)

Texto: http://inteligencia-exitosa.blogspot.com.es/2009/08/que-es-la-inteligencia-exitosa-el.html

Qué es la Inteligencia Exitosa: el modelo de Robert Sternberg

El concepto de "inteligencia" ha sufrido numerosos cambios, como era de esperarse, a lo largo del tiempo.


Un importante planteo que hasta el momento, según mi juicio, ha sido desaprovechado es el de 'INTELIGENCIA EXITOSA', aunque en parte esto quizá se deba a que su principal exponente, el Dr. Robert Stenberg, curiosa e inexplicablemente ha omitido incluir la Inteligencia Emocional en su modelo.

La inteligencia exitosa es la habilidad intencional para adaptarse a diferentes ambientes, moldearlos y seleccionarlos, así como para lograr propósitos propios y de nuestra sociedad y cultura (Sternberg, 1996).

La inteligencia exitosa implica que un individuo pueda distinguir su patrón de fortalezas y debilidades, para luego hallar las formas de capitalizar las primeras y de compensar o corregir las segundas.

Según esto, no existe un solo conjunto de habilidades a medir para caracterizar completamente la inteligencia exitosa de las personas. La gente, al menos parcialmente, alcanza el éxito de maneras idiosincrásicas, lo cual implica encontrar cuál es la mejor manera de explotar sus propios patrones de fortalezas y debilidades.

La inteligencia exitosa difiere de diversa forma de las nociones convencionales, más académicas de la inteligencia. Considérense algunas de las diferencias más importantes.

Las definiciones convencionales de la inteligencia hacen énfasis en la adaptación a ambientes existentes (véase, por ejemplo, "La inteligencia y su medición", 1921; Sternberg y Detterman, 1986). Según esto, una persona es inteligente en la medida en que pueda adaptarse a los ambientes existentes.

El problema con esta definición es que asigna al individuo un papel relativamente pasivo en relación con el contexto ambiental: éste demanda; aquél responde.

Pese a que el papel pasivo puede describir adecuadamente la inteligencia en muchos marcos escolares -e incluso en los laborales de bajo perfil-, no describe el papel activo que asumen las personas al plantearse objetivos y al lograrlos en el curso de sus vidas.

Las concepciones convencionales de inteligencia se han diseñado con frecuencia en relación con tipos de tareas relativamente abstractas y académicas (por ejemplo, Binet y Simón, 1916; Piaget, 1972). Las pruebas convencionales han hecho énfasis en tales tareas; por lo general, la validación de estas concepciones -y las pruebas que se derivan de ellas- se dan en términos de desempeño escolar o del resultado en las pruebas estandarizadas de logro, que miden dicho desempeño. Por el contrario, la inteligencia exitosa no puede medirse adecuadamente sólo con tareas de tipo abstracto o académico, ni puede validarse bien mediante calificaciones escolares.

Las nociones convencionales de inteligencia parecen hacer énfasis en destrezas en extremo relevantes para la escuela, pero que quizás son algo menos importantes más adelante.

Así, la memoria y las destrezas analíticas -del tipo privilegiado por las teorías tradicionales de inteligencia (véase Carroll, 1993; Gardner et al., 1996; Sternberg, 1990)- son muy importantes en la escuela y, pese a que siguen siéndolo después, lo son considerablemente menos, mientras otras entran cada vez más en juego.

Por lo tanto, es quizás poco sorprendente que las pruebas convencionales de inteligencia predigan mejor las calificaciones escolares que el desempeño laboral (Wagner, en prensa). Más interesante aún resulta el que estas pruebas no sean ni siquiera los mejores predictores de todos los aspectos del desempeño escolar.

Para la inteligencia exitosa de prácticamente cualquier persona son relevantes ciertas habilidades: las creativas, las analíticas y las prácticas (Sternberg, 1985a, 1988a, 1996). Las habilidades analíticas son necesarias para analizar y evaluar las opciones disponibles en la vida; las creativas, para generar dichas opciones; y las prácticas, para implementarlas y hacerlas funcionar.

Abel Cortese



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