Procrastinar. Enemigo público

Creado: 7/12/2012 | Modificado: 23/1/2013 3809 visitas | Ver todas Añadir comentario



Procrastinar. Enemigo público.
 
Texto:  http://www.reporteindigo.com/piensa/salud/procrastinar-el-enemigo-publico
 


"Procrastinar es el mal hábito de posponer un día después de mañana lo que debió haberse hecho un día antes que ayer”
Napoleon Hill

"La procrastinación es el enemigo del tiempo”
Edward Young

95%. Porcentaje de las personas que procrastinan
20%. Porcentaje de la población que son procrastinadores crónicos.

La acción de procrastinar es algo de lo que no se salva ni un ser humano y que de hecho, es algo que nos une. La palabra viene del latín "pro" o adelante y "castinus", que se refiere al futuro. Sus sinónimos son la posposición o postergación de las cosas. Desde una acción tan sencilla como golpear un lápiz mientras “pensamos”, hasta no poder llevar una relación sentimental, eso es la procrastinación.

Expertos en psicología del comportamiento apuntan a que procrastinar se puede deber al miedo a fallar o, en ocasiones, al miedo que se le tiene al éxito. Esa pequeña brecha entre intención y acción, dicen los expertos, también puede tener como origen la incapacidad para actuar oportunamente o la poca capacidad de autorregulación.

El profesor Piers Steel de la Haskayne School of Business de la Universidad de Calgary encontró, después de estudiar extensamente sobre el tema, que el 95 por ciento de las personas procrastinan. Steel cree que el mundo ya “trae” las instrucciones para posponer las cosas –es muy fácil caer en la zona de confort– pero también existen muchas formas de concentración, decisión y de disfrutar lo que hacemos día con día.

Por su parte, el profesor Joseph Ferrari de la DePaul Univeristy en Chicago, estableció que el 20 por ciento de la población en el mundo son procrastinadores crónicos.  Esto puede incluso acortar la calidad de vida, pues hasta cierto punto la complica con la evasión a las responsabilidades y actividades más necesarias.

“Trabajo mejor bajo presión”, ¿te suena?

Ese es un ejemplo de meras excusas en las que se respalda una persona cuando está procrastinando, pues el trabajo cuando se hace a la mera hora, contiene más cantidad de errores.

Distraerte o incluso postergar en una u otra ocasión una actividad no es severo, pero cuando se vuelve algo recurrente, la procrastinación puede hacer daño a nuestro cuerpo, pues al pensar que puedes trabajar mejor con presión de por medio, el cuerpo dispara un “rush” de adrenalina y hace que trabaje “a la carrera”, debilitando –con estrés– al sistema inmunológico, inútilmente.

Sin contar el efecto de la preocupación que acompaña a la presión y la falta de sueño, sobre todo en estudiantes que postergan sus pendientes hasta altas horas de la noche. Cuando la acción de procrastinar llega a los extremos, la evasión de las actividades o metas puede ser ¡hasta de años! En el ámbito laboral o educativo es en donde el acto de procrastinar cobra vida propia (a menos que trabajes en un periódico y te persigan los deadlines).

Con la ciencia en la mira

Expertos de la ciencia social ya están trabajando en la manera de controlar este fenómeno que crece con las facilidades y el avance de la tecnología. Y como era de esperarse, a la disposición inmediata a distracciones que hacen florecer a la procrastinación, sí, pensaste bien, las redes sociales.

Se dice que también es un proceso de madurez, las personas que tienden a aferrarse a la idea de vivir y actuar como un adolescente, tienden a procrastinar para “evadir” sentirse que forman parte del gremio de las responsabilidades de un adulto, pero deben tomar en cuenta que las responsabilidades no son enemigas de la diversión, al contrario, con las responsabilidades llegan más oportunidades.

Steel en su libro “The Procastination Equation” infiere que la procrastinación es un problema de control de impulsos, así como una adicción. El florecimiento de lo más instintivo del ser humano, alejado de su esencia espiritual e intelectual. Y desmiente que cuando una persona procrastina se deba a que es perfeccionista y no “se decide” o no “está seguro” del resultado final, sino todo lo contrario, los perfeccionistas no tienen esa tendencia a postergar las cosas.

Además, en el libro también se dice que posponer las cosas está relacionado a la poca confianza o baja expectativa ante la “recompensa” que nos espera y a la falta de valoración de esa recompensa, es decir, la persona cree en el fondo que lo que hace no vale o no tiene sentido.

Piers Steel también señala en su libro que al igual que se come y/o se consume alcohol excesivamente, o incluso la promiscuidad, la procrastinación es falta de auto-control. Por eso, la persona cree que puede estar haciendo “algo más divertido”, en lugar de la tarea que está evadiendo. El más puro ejemplo del vocabulario de una adicción.

Su publicación contiene un programa de 12 pasos que pueden ayudar a no caer en procrastinación crónica. Entra en su sitio Web para encontrar información sobre la publicación, un blog y las maneras de conseguir el libro.

Procrastinadores anónimos

Se podría decir que este es el centro de rehabilitación en línea para los procrastinadores crónicos. Fue creado por la escritora neoyorquina Sheryl Canter y contiene una extensa información sobre el tema.

Su lema principal es “la procrastinación es la tumba en donde está enterrada la oportunidad”.

Incluye encuentros en chats, por teléfono y cara a cara, tal como cualquier centro de rehabilitación de algún tipo de adicción. Artículos, foros de discusión, libros y encuestas son otros de los elementos que conforman este sitio Web.

Te sorprenderás de que todos hemos procrastinado recurrentemente.
 

 

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